viernes, 5 de octubre de 2012

CHICHARRÓN DE CUY DESHUESADO


CHICHARRÓN DE CUY DESHUESADO

RESEÑA

Las cuyadas que más recuerdo son las de Apurímac de mi
amigo Avelino Alegría, las de Ayacucho de Pepito Penado,
las de Puno de Teresa Chura y las de Huanta de Hugo
Crespo (que es el gran “pachamanquero” del Perú).
“Pachamanqueando” es como se debe comer cuy. Olvídese de
cualquier protocolo occidental e insértese en la cocina
andina del buen gusto y el apetito festivo. Primero,
saboree su tierna y crocante piel con las manos; luego,
apunte a las costillitas, los brazos y las piernas. De
acuerdo con los conocedores, los huesitos y orejas
guardan el mejor sabor.

El cuy presenta dos problemas centrales: el primero es
su carta de presentación, es decir, su imagen; el
segundo es la falta de interés o de capacidad para
presentarlo en sociedad por parte de los cocineros. Por
lo general, se prepara de una misma y aburrida manera:
frito o guisado con cabeza, manitas y patitas, y
cubierto de una crema roja sazonada con ají panca.

A la cocina novoandina le costó trabajo desarrollar este
plato ¿Cómo convertir este animalillo en un manjar
estético y sabroso? Lea las siguientes líneas y
comprobará cómo nuestro tímido y huidizo cuy se
convierte en un manjar para la cocina internacional.
Es una lástima que los supermercados no ofrezcan cuyes y
que, por eso, tengamos que buscarlos en criaderos de
garantía que se encuentran lejos e incluso fuera de la
ciudad. En el cuy todo es delicioso, y su cuerito
crocante es uno de sus mayores atractivos. Provéase de 3
cuyes jóvenes de piel blanca y delicada. Evite adquirir
cuyes grandes y viejos.

INGREDIENTES Y PREPARACIÓN

Estire 1 cuy sobre la tabla de picar, retírele la cabeza
y las garras de sus piernas y brazos, y deshuéselo con
dedicación. Realice lo mismo con los otros dos cuyes;
pero, además, sepáreles la carne de la piel. Corte, por
separado, la carne y la piel muy menudo. La primera se
reserva, mientras que la segunda se hierve en 3 tazas de
agua por 20 minutos, se escurre bien, se enharina y se
fríe a punto de chicharrón en abundante aceite.

En un bolo, mezcle la carne y la piel frita del cuy con
½ taza de maní salado picadito, ½ taza de quinua
graneada y seca, 4 cucharadas de hojas de huacatay
picado, 1 cucharada de rocoto sin pepas ni venas, sal,
molle, 2 huevos enteros, 2 cucharadas de harina, 1
pimiento rojo soasado y picadito, y 1 hojita de paico.
Una bien batiendo e integrando los sabores. Coloque este
relleno sobre el cuy deshuesado, enrolle con arte antes
de atar con pabilo y lleve al horno por 1 hora. Retire y
deje enfriar antes de colocarlo sobre planchas o sartén
caliente para que la piel se infle y reviente. Congele
por 24 horas.

Al día siguiente, corte el rollo de cuy en láminas muy
delgadas; pase por harina, huevo batido y panko (pan
deshidratado). Fría en aceite. Sirva y acompañe con
verduras salteadas y cocidas (choclos, habas, caigua,
ají y pimientos), queso fresco, y salsas de ají al
gusto. En esta receta, el cuy se presenta en forma de
galletas redondas y crocantes, a las cuales les va bien
cualquier salsa ¡Provecho!

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